Mi nombre es Ivette Ponce, tengo 43 años, soy de La Ceiba y tengo un hijo, Carlos Augusto de 11 años. La historia de cómo cambiamos nuestra composición corporal es diferente para todas, pero todas tenemos un común denominador y es Yani con su programa Trizone.

Debo admitir que durante el colegio o la universidad, el peso no fue algo que consideraba significativo, no recuerdo pesarme ni dejar de usar ropa porque no me quedaba bien. Nunca fui una deportista natural, me inclinaba hacia la música. Mis viajes eran con la banda, no formando parte de los equipos de deportes. Comparto esto para contarles que el ejercicio no fue parte fundamental en mi vida de juventud.

Poco a poco la vida nos lleva por diferentes etapas y luego de tener a mi hijo mi cuerpo cambió y se volvió difícil para mí volver a mi “peso ideal” y fue cuando la frustración se apoderó de mi mente. 

A los 34 años puedo decir que empecé hacer ejercicios con diferentes entrenadores y disciplinas; pilates, aeróbicos, zumba, correr y por último incorporé el “strength training” con pesas de 5 lbs.  Estaba con la idea errónea de “prefiero estar 2 horas en gimnasio pero comer lo que quiera”. Ahora me doy cuenta que para lograr un objetivo hay que informarse y aprender. Poco a poco comprendí que tenía que cambiar mi mentalidad, pero como? Nunca dude de mi habilidad y disciplina con el ejercicio. ¿Pero por qué siento mi cuerpo pesado? ¿Por qué no me siento cómoda con la ropa y conmigo misma? ¿Por qué no veo el cambio que debería tener por tanto ejercicio que hago? 

Tengo la fortuna de que durante muchos años logré convencer a mis amigas a que compartieran mi pasión por la disciplina “del momento” y disfrutarlo. Disfruté todos los bailes en zumba y sus convenciones. Disfruté las madrugadas a las 3:30 am para ir a correr como también viajar y para participar en maratones. Disfruté la compra de “gears” necesarios para cada evento y poco a poco fui mejor conocida como la “CHEERLEADER” del grupo. La persona que animaba a las demás, la que se aseguraba que todas llegaran y la que celebraba los triunfos de mis amigas. ¡La entusiasta del grupo! Pero a pesar de todas estas alegrías y buenos momentos, aún no me sentía bien con mi cuerpo. Fue después de una media maratón (en la cual Yani me entrenó) que ingresé al Trizone. 

Mi experiencia cuando comencé Trizone fue una montaña rusa,  celebraba el momento de hacer ejercicios pero el plan alimenticio me provocaba ansiedad ya que no podía controlarlo ni dominarlo. Mi mente dudaba y simplemente no quería comprometerme o esforzarme a salir de mi zona de confort.  Fue en este momento en que una última vez más convertí en “CHEERLEADER” y empezó mi trabajo de convencer a mis amigas a cambiarse una vez más a otra disciplina que era “strength training” y unirse a Trizone. Los cambios fueron sorprendentes en ellas, ¡el mío no tanto! Frustración otra vez…

Un dia a los 42 años me levanté y dije “voy hacer lo opuesto a lo que estoy haciendo” porque YO tengo que poder y me convertí en mi propio “CHEERLEADER”. Entusiasmé mi mente y mi cuerpo. ¡Deje de hacer ejercicios! Si, deje de hacer las rutinas y me comprometí al  plan alimenticio. Identifique qué estaba haciendo bien o mal. A qué hora tenía más ansiedad por comer y a qué hora no. Escribí todo y me pesaba todos los días. Me convertí en una persona que estudiaba las estadísticas de mi cuerpo. Y BAAM!! A las 8 semanas resultados impresionantes! ¡Más energías, más motivación, más ganas de todo y sobre todo más ganas de seguir mejorando! Ahora  quería conocer y aprender sobre los cambios que estaba experimentando mi cuerpo. Estaba tan impresionada con los resultados que no me perdía los “LIVES” de Yani y sus invitados. Poco a poco fui entendiendo y la disciplina se volvió parte de mi rutina. En este momento incorporé el ejercicio y luego todo es historia!. Finalmente, estoy feliz con mi cuerpo y sobre todo feliz con la persona en que me he convertido. Estoy enseñando con ejemplo a mi hijo lo que podemos lograr con disciplina, consistencia, conocimiento, el apoyo de amigas y sobre todo con la ayuda de una guía a quien podamos admirar y respetar. Otra clave importante durante mi proceso fue mi esposo, quien por complacerme aceptó los cambios que decidí hacer en nuestra casa con relación a la comida.

No hay edad para cambiar nuestra forma de pensar, nuestro cuerpo y convertirnos en el mejor YO posible.  Trizone es una bendición en mi vida que me dio la oportunidad al conocimiento. El trato personal que recibimos de Yani es lo que hace a Trizone único y lo complementa el “squad”, una comunidad de apoyo y hermandad. Nos convertimos en “CHEERLEADERS”  donde nos apoyamos incondicionalmente, nos celebramos a diario y mantenemos el positivismo al más alto nivel. 

¡Gracias Trizone, Gracias Yani! ¡Para siempre una Trizone Girl!

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